¿Cuántas Calorías Quema Mi Cuerpo Solo por Existir?

¿Alguna vez se ha preguntado cuánta energía necesita su cuerpo solo para mantenerse con vida? Incluso cuando está en reposo, sin moverse ni realizar actividades físicas, su cuerpo está trabajando constantemente para mantener funciones esenciales como respirar, bombear sangre y regular la temperatura. Este gasto de energía, conocido como Gasto Energético Basal (GEB), constituye la mayor parte de las calorías que consumimos diariamente. Sin embargo, el GEB es solo una parte del Gasto Energético Total (GET), un concepto fundamental para comprender cómo su cuerpo utiliza la energía y cómo este conocimiento puede ayudarle a alcanzar sus objetivos de salud y bienestar.

A continuación, exploraremos qué es el GET, cómo se mide y qué factores influyen en este complejo pero fascinante sistema que mantiene a su cuerpo funcionando las 24 horas del día.

¿Qué es el Gasto Energético Basal (GEB)?

El gasto energético basal (GEB) es la cantidad de energía que nuestro cuerpo requiere en reposo para mantener funciones vitales como la respiración, circulación sanguínea y regulación de la temperatura corporal. Este componente representa aproximadamente el 60-75% del gasto energético total diario y es fundamental para comprender cómo nuestro organismo utiliza la energía.
Conocer el GEB es esencial para el manejo de condiciones metabólicas como la obesidad y la diabetes. Un estudio de Heymsfield (2003) destaca que una medición precisa del balance energético, que incluye el GEB, es crucial para desarrollar estrategias efectivas en el tratamiento de estas enfermedades. El GETncluye tres componentes principales:
1. Gasto Energético Basal (GEB): Es la energía que su cuerpo necesita para realizar funciones básicas como respirar, bombear sangre, regular la temperatura y mantener su sistema nervioso en funcionamiento. Representa entre el 60-75% del GET.
2. Efecto Térmico de los Alimentos (ETA): Es la energía que su cuerpo utiliza para digerir, absorber y metabolizar los nutrientes de los alimentos que consume. Constituye alrededor del 10% del GET.
3. Gasto Energético por Actividad Física (GEAF): Incluye toda la energía que utiliza para moverse, ya sea caminando, subiendo escaleras o haciendo ejercicio. Este componente es el más variable y depende de su nivel de actividad. Este se divide en NEAT (por sus siglas en ingles ” non-exercise activity thermogenesis “) es el gasto energético que resulta de todas las acciones, más o menos rutinarias, que no se consideran deportivas, pero que requieren un esfuerzo físico y el EAT (por sus siglas en ingles “Exercise-Related Activity Thermogenesis”) que es la actividad física planeada.
De estos tres, el GEB es el protagonista de este artículo, ya que es el mínimo indispensable que su cuerpo necesita para mantenerse vivo

Factores que Influyen en el GEB

La composición corporal es un determinante clave del GEB. La masa libre de grasa (MLG), que incluye músculos y órganos, consume más energía en reposo en comparación con la masa grasa. Dulloo et al. (2010) señalan que variaciones en la MLG pueden influir significativamente en el desarrollo de la obesidad y el síndrome metabólico, ya que una menor MLG se asocia con un GEB reducido, predisponiendo al aumento de peso.
Por lo tanto, El GEB no es un número fijo; puede variar dependiendo de múltiples factores:
Estado de Salud: Enfermedades, fiebre o embarazo pueden aumentar temporalmente el GEB.
Edad: A medida que envejecemos, el GEB tiende a disminuir debido a la pérdida de masa muscular y la disminución de la actividad metabólica de los órganos.
Sexo: Los hombres suelen tener un GEB más alto que las mujeres debido a su mayor proporción de masa muscular.
Peso y Composición Corporal: Las personas con más masa muscular queman más calorías en reposo.

Contribución de Órganos y Tejidos al GEB

La contribución relativa de diferentes órganos y tejidos al GEB es significativa. Órganos como el hígado, el cerebro, el corazón y los riñones, aunque representan una pequeña fracción del peso corporal, tienen tasas metabólicas específicas elevadas y, por lo tanto, contribuyen de manera desproporcionada al GEB. Por ejemplo, el corazón y los riñones tienen una tasa metabólica específica de aproximadamente 440 kcal/kg por día, mientras que el músculo esquelético es de alrededor de 13 kcal/kg por día.
Cada órgano y tejido del cuerpo tiene una tasa metabólica específica que contribuye al GEB. Según Elia (1992), las tasas metabólicas específicas (Ki) en kcal/kg por día son aproximadamente:
Masa Residual: 12 Kcal/Kg
Hígado: Contribuye alrededor del 20-25% del GEB debido a su papel en el metabolismo y la desintoxicación (200 Kcal/Kg)
Cerebro: Representa aproximadamente el 20% del GEB en adultos, a pesar de su pequeño tamaño (240 Kcal/Kg)
Corazón y Riñones: Aunque son pequeños en tamaño, su alta actividad metabólica les permite consumir hasta 440 kcal/kg por día.
Músculo Esquelético: Aunque consume menos energía por kilogramo en reposo (13 kcal/kg), su tamaño lo convierte en un contribuyente importante al GEB total.
Tejido Adiposo: 4.5 Kcal/Kg
Estas cifras indican que, aunque órganos como el corazón y los riñones representan una pequeña fracción del peso corporal total, tienen un impacto desproporcionadamente alto en el GEB debido a sus elevadas tasas metabólicas. Estos datos nos ayudan también a entender por qué las diferencias en la composición corporal pueden tener un impacto significativo en el GEB.

gasto Metabólico especifico de cada Órgano por día
gasto Metabólico especifico de cada Órgano por día
ÓrganoPeso promedio (kg)Tasa metabólica específica (kcal/kg/día)Calorías quemadas (kcal/día)
Cerebro1.42401.4×240=336
Hígado1.82001.8×200=360
Riñones0.334400.31×440=136.4
Músculo 0.311328×13=364
Tejido adiposo284.510.5×4.5=47.25
Masa residual 10.51219×12=228
Corazón0.334400.33×440=145.2
El gasto energético basal de una persona promedio, basado en estos valores, sería de aproximadamente 1617 kcal/día. Este cálculo es una aproximación y puede variar dependiendo de factores individuales como la edad, sexo, composición corporal y salud general.

-Órganos de alta actividad metabólica: El cerebro y el hígado son los mayores consumidores de energía en reposo debido a sus funciones metabólicas y reguladoras críticas.
Músculo esquelético: Aunque tiene una tasa metabólica específica más baja (13 kcal/kg/día), su gran masa contribuye significativamente al GEB.
Tejido adiposo: Su contribución al GEB es mínima, reflejando su menor actividad metabólica en comparación con los otros tejidos.

Métodos para Medir el GEB

Existen varios métodos para medir el GEB, desde ecuaciones predictivas hasta tecnologías avanzadas. Entre los más comunes encontramos:
Calorimetría Indirecta: Considerada el “estándar de oro”, este método mide el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono para calcular el gasto energético.
Ecuaciones Predictivas: Herramientas como las ecuaciones de Harris-Benedict o Mifflin-St Jeor permiten estimar el GEB en función de variables como el peso, la altura, el sexo y la edad.
Agua Doblemente Marcada: Es una técnica más precisa, utilizada principalmente en investigaciones, para medir el gasto energético total en condiciones de vida real.
Aunque estas herramientas varían en su precisión, todas destacan la importancia de medir el GEB para comprender las necesidades energéticas individuales.

    Aplicaciones Prácticas del Conocimiento del GEB

    Una comprensión profunda del GEB y sus determinantes es esencial para estimar con precisión las necesidades energéticas humanas en diferentes etapas de la vida. Esto es crucial para el desarrollo de intervenciones nutricionales y de actividad física destinadas a promover la salud y prevenir enfermedades relacionadas con el metabolismo energético.Comprender y medir el GEB permite:
    Monitorear Cambios Metabólicos: Detectando alteraciones que puedan requerir intervención médica.
    Personalizar Planes Alimenticios: Asegurando una ingesta calórica adecuada para las necesidades individuales.
    Optimizar Programas de Ejercicio: Mejorando la eficiencia en la quema de calorías y el manejo del peso.

    Cambios en el GEB a lo Largo de la Vida

    El GEB varía a lo largo del ciclo de vida debido a cambios en la composición corporal, las tasas metabólicas específicas de los órganos y tejidos, y los niveles de actividad física. Durante la infancia y la adolescencia, el GEB es elevado para apoyar el crecimiento y el desarrollo. En la edad adulta, el GEB se estabiliza, pero puede disminuir con la edad avanzada debido a la pérdida de masa muscular y cambios en la función orgánica.

    Conclusión

    El Gasto Energético Basal es una parte fundamental del gasto calórico total de su cuerpo y refleja las necesidades energéticas mínimas para mantenerse con vida. Aunque a menudo se pasa por alto frente a otros componentes como el ejercicio, el GEB es esencial para comprender cómo funciona su cuerpo y cómo puede optimizar su salud. Ahora que conoce más sobre este fascinante tema, ¿qué hará para entender mejor las necesidades energéticas de su propio cuerpo?

    Referencias

    1. Heymsfield, S. B. (2003). Measurements of energy balance. Acta Diabetologica, 40(Suppl 1), S117–S121. https://doi.org/10.1007/s00592-003-0042-x
    2. Dulloo, A. G., Jacquet, J., Solinas, G., Montani, J. P., & Schutz, Y. (2010). Body composition phenotypes in pathways to obesity and the metabolic syndrome. International Journal of Obesity, 34(Suppl 2), S4–S17. https://doi.org/10.1038/ijo.2010.234
    3. Elia, M. (1992). Organ and tissue contribution to metabolic rate. In Energy Metabolism: Tissue Determinants and Cellular Corollaries (pp. 61–77). Raven Press.
    4. Fernández-Verdejo, R., Sanchez-Delgado, G., & Ravussin, E. (2024). Energy Expenditure in Humans: Principles, Methods, and Changes Throughout the Life Course. Annual Review of Nutrition, 44, 51–76. https://doi.org/10.1146/annurev-nutr-062122-031443

    Dejar un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *